Al nacer, los seres humanos carecemos de habilidades para desenvolvernos en la vida. Igual que los demás mamíferos: perros, gatos, osos, delfines, … nuestro cerebro tiene que desarrollarse , ampliando el número de neuronas ( células que constituyen el sistema nervioso) y estableciendo millones de conexiones entre ellas. Los aprendizajes, mediante experiencias por ensayo y error, permiten que vayamos adquiriendo diversas destrezas progresivamente.
Además, una vez adquirido el lenguaje y desarrollado completamente nuestro cerebro, los seres humanos somos
capaces de pensar, reflexionando sobre acontecimientos y nuestras experiencias pasadas, para tomar decisiones sobre cada nuevo comportamiento.
Durante los primeros meses de vida la única posibilidad que tenemos de elegir como comportarnos, habida cuenta
de que no tenemos instintos, ni hemos tenido experiencias previas con las que haber adquirido algún aprendizaje, ni podemos pensar… es actuar de manera IMPULSIVA. Esta forma de actuar se denomina así
porque el niño actúa de acuerdo con las emociones que le provoca la visión de algo o el ruido que produce.
Con el tiempo, al desarrollarse el cerebro y haber ido adquiriendo algunos aprendizajes, este modo “impulsivo” de actuar, se va sustituyendo regresivamente por otra forma de tomar decisiones: el modo REFLEXIVO.
Para ello, el niño tiene que haber crecido lo suficiente y haber adquirido ciertas destrezas de pensamiento. De
este modo, en cada situación de su vida que le suponga un problema o conflicto, puede “activar su sistema cognitivo” y encontrar un modo razonable de actuar, en lugar de dejarse llevar por las
emociones, tal y como hacía en su primera infancia.
Todas las personas actuamos de manera impulsiva, alguna vez, ya que este modo de tomar decisiones, resulta útil durante toda nuestra vida, especialmente cuando existe un riesgo para la salud no tenemos “tiempo para pensar qué hacer”
El problema es que, en la mayoría de las ocasiones, no hay urgencia para tomar decisiones y resulta mucho más eficaz detenerse a reflexionar que actuar de manera impulsiva, dejándose llevar por las emociones.
A las personas que actúan con mucha frecuencia de manera poco reflexiva, se les denomina, de ESTILO IMPULSIVO
Se denomina Hiperactividad a la característica que muestran algunos niños, jóvenes y adultos, consistente en moverse en exceso, de manera aparentemente innecesaria, y, especialmente, en estar constantemente ocupados realizando alguna actividad, sea juego o trabajo.