Basadas en el método de Meichenbaum y Goodman (1971) y adaptadas por Orjales (2007). Estas estrategias ayudan a manejar los impulsos y a focalizar la atención en las tareas que requieren atención. El entrenamiento en autoinstrucciones o autoverbalizaciones es esencial para guiar, controlar y coordinar las conductas de los niños, adolescentes y adultos
Las autoinstrucciones son afirmaciones autodirigidas que proporcionan estrategias de pensamiento para solucionar problemas y fomentar el autocontrol. Este proceso ayuda a los pacientes impulsivos e hiperactivos a practicar el habla consigo mismos para controlar su impulsividad, aumentar su lenguaje interno y actuar de manera más reflexiva. Además, facilitan la concentración en tareas específicas, lo que reduce la propensión a las distracciones. También fomentan el desarrollo de la autoeficacia, aumentando la confianza en la capacidad propia para resolver problemas y manejar situaciones difíciles. El uso de estas estrategias no solo mejora el rendimiento académico y laboral y el comportamiento, sino que también contribuye al desarrollo emocional y social, proporcionando las herramientas adecuadas para enfrentar a los desafíos tanto en en el entorno académico y laboral como en su vida cotidiana. El objetivo no es enseñarles a pensar, sino cómo hacerlo de manera adecuada, usando estrategias para resolver fracasos y enfrentarse a nuevas demandas ambientales. Las autoinstrucciones son una guía para ayudar a pensar de manera reflexiva, siguiendo seis pasos básicos:
Estos pasos ayudan a desarrollar la capacidad reflexiva mediante la internalización de mediadores verbales necesarios para autorregular la acción de los niños, adolescentes y adultos.
Autoevaluación en el Proceso de Autoinstrucciones:
Se explica que la autoevaluación les ayudará a verificar si han seguido correctamente las autoinstrucciones. Si no lo han hecho, podrán entender las razones y replantearse las preguntas para buscar mejores soluciones. Para realizar la autoevaluación, se puede añadir esta pregunta al final del proceso de autoinstrucciones: ¿Cómo han sido los resultados? Despues, puede puntuarse de la siguiente forma: 1 = malos, 2 = regulares y 3 = buenos. Si la respuesta es 1 o 2, debe reflexionar sobre por qué no obtuvo el resultado deseado y volver a iniciar el proceso de autoinstrucciones para lograr el resultado esperado.